En las últimas décadas han aumentado la frecuencia de los incendios forestales, acontecimientos lamentables que están destrozando enormes áreas verdes del planeta. ¿Y a qué se debe esto?.
Explicándolo de una forma sencilla, para que un incendio ocurra se necesita 3 ingredientes: condiciones climáticas adecuadas, mucho combustible y una chispa o detonante.
El cambio climático ha generado los 2 primeros componentes de forma clara y mensurable, y esto se ha hecho más evidente en las últimas décadas.
El aumento de la temperatura del aire, que se inició desde el comienzo de la Revolución Industrial a fines del siglo XIX, se ha dado en forma constante cuando los humanos comenzaron a quemar cantidades masivas de combustibles fósiles, lo que ocasionó grandes liberaciones de dióxido de carbono, que condensa el exceso de calor en la atmósfera. Desde la década de 1980, el calentamiento viene aumentando poco menos de 0,2 grados Celsius por década, y es probable que esto se acelere a futuro.
Cambios en la lluvia y nieve.
Todo este ambiente de calor extremo altera los patrones estacionales de lluvia y nieve, factores que controlan el riesgo de incendio. Asimismo la temporada de sequía se ha extendido más de la cuenta, lo que acrecienta el riesgo de incendios imparables, debido a la resequedad extrema del suelo y la falta de humedad, convirtiéndose en un terreno altamente inflamable.
Más combustible para los incendios.
El cambio climático a provocado que millones de árboles mueran producto de la sequía. Para el 2016 la cifra de mortalidad se disparó a unos 100 millones de árboles. Pero el asunto no termina allí, puesto que estos árboles muertos dejan restos secos, y se convierten en una importante fuente de combustible para alimentar algún potencial incendio.
Un estudio reveló que, desde la década de 1970, el cambio climático contribuyó a producir más de la mitad del material seco que sirven de combustible y causa riesgo potencial de incendios.
¿Qué hacer?
Se puede decir entonces que el cambio climático ha aumentado la frecuencia y el peligro de los incendios tanto en forma directa como indirecta. Así sea un fenómeno natural como un relámpago o una chispa provocada por el hombre, las posibilidades que se genere un gran incendio son mucho más altas de lo que serían sin el cambio climático.
Actuar urgentemente, tomando las siguientes medidas:
Reducir el consumo de energía, apagando los equipos eléctricos cuando no se use y elegir electrodomésticos con etiqueta de eficiencia energética.
Reducir la huella de carbono, para lo cual implica usar con menos frecuencia el automóvil y elegir otros medios de transporte más sostenibles como la bicicleta o el transporte público.
Reducir el consumo de agua, cerrando el grifo mientras te cepillas los dientes y utilizar sistemas de recolección de agua de lluvia para el riego de las plantas.
Comprar productos sostenibles, eligiendo productos que estén hechos con materiales sostenibles y que tengan una menor huella de carbono.
Reducir el consumo de plásticos, usando en su lugar bolsas reutilizables y evita los productos que vienen en envases plásticos innecesarios.
Separar y reciclar nuestros residuos y reutilizar aquellos que nos sea posible.
No tirar basura o cualquier residuo fuera de los contenedores destinados para ello.
Evitar descargar residuos contaminantes en cuerpos de agua.
Cuidar a los demás seres vivos, como las plantas y animales.
No consumir moda rápida (FAST FASHION), preguntarnos si realmente necesitamos más prendas de vestir.
La solución pasa por nuestras manos, y si de alguna forma hemos contribuido a generar este cambio climático, pues tratemos de revertirlo. Pero hay que hacerlo ya.
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