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EL CAMBIO CLIMÁTICO: una realidad que se manifiesta en eventos extremos

El cambio climático no es solo una cuestión de temperaturas medias, sino también de fenómenos meteorológicos extremos que afectan a la vida de millones de personas y al equilibrio de los ecosistemas. En este artículo, repasamos algunos de los eventos más relevantes que han ocurrido en el último año y que muestran la urgencia de actuar contra el calentamiento global.


 

Incendios forestales en Siberia


Uno de los lugares más fríos del planeta se ha convertido en escenario de incendios devastadores que han arrasado millones de hectáreas de bosques y turberas. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Siberia registró en 2020 un calor sostenido que provocó que la temperatura media anual fuera hasta 5°C superior a la normal. Esto favoreció la propagación de las llamas, que liberaron grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera, contribuyendo así al cambio climático. Además, los incendios afectaron a la calidad del aire, la biodiversidad y la salud de las poblaciones locales.


 

Temporada récord de huracanes en el Atlántico


El año 2020 también fue testigo de una temporada de huracanes sin precedentes en el océano Atlántico, con 30 tormentas nombradas, de las cuales 13 alcanzaron la categoría de huracán. Estos fenómenos se vieron favorecidos por la temperatura superficial del mar, que fue más alta de lo normal, y por la influencia de La Niña, que debilitó los vientos alisios (vientos constantes y regulares que soplan de manera persistente desde las zonas subtropicales hacia el ecuador) que suelen inhibir la formación de ciclones tropicales. Los huracanes causaron graves daños materiales y humanos en varios países de América Central y el Caribe, como Honduras, Nicaragua, Guatemala, Haití y Cuba, así como en Estados Unidos y Canadá.


 

Sequía e inundaciones en Nueva Zelanda


Nueva Zelanda es otro ejemplo de cómo el cambio climático puede provocar eventos extremos opuestos en un mismo territorio. Mientras que la ciudad de Blenheim, en la isla Sur, sufrió una sequía récord de 64 días en 2020, la isla Norte experimentó fuertes lluvias que causaron inundaciones y deslizamientos de tierra en varias regiones. Estos contrastes se deben a la variabilidad natural del clima, pero también a la influencia humana, que altera los patrones de precipitación y evapotranspiración. Según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), se espera que Nueva Zelanda se enfrente a más sequías e inundaciones en el futuro, con consecuencias negativas para la agricultura, la energía hidroeléctrica y la biodiversidad.


 

Pérdidas millonarias en El Salvador


El Salvador es uno de los países más vulnerables al cambio climático, que ha causado pérdidas económicas de más de $2,200 millones en los últimos 30 años, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Estas pérdidas se deben principalmente a los eventos extremos, como sequías, inundaciones, huracanes y deslizamientos de tierra, que han afectado a la infraestructura, la agricultura y la seguridad alimentaria del país. El BID advierte que si no se toman medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los impactos del cambio climático, el costo podría llegar a un 7.2 % del Producto Interno Bruto (PIB) anual a partir de 20301. Por eso, el gobierno salvadoreño ha presentado un plan nacional de cambio climático y gestión de riesgos agroclimáticos, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que busca promover una agricultura resiliente y sostenible, así como la conservación y restauración de los ecosistemas.


 

¿Qué podemos hacer?


Estos son solo algunos ejemplos de los efectos del cambio climático en el mundo, pero hay muchos más. El IPCC advierte de que si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, el planeta podría superar el umbral de 1,5°C de calentamiento a mediados de este siglo, lo que tendría impactos irreversibles y catastróficos para la humanidad y la naturaleza. Por eso, es necesario actuar con urgencia y adoptar medidas para mitigar el cambio climático y adaptarse a sus consecuencias. Algunas de estas medidas son:

  • Impulsar la transición hacia una economía baja en carbono, basada en las energías renovables, la eficiencia energética y la movilidad sostenible.

  • Fomentar la conservación y restauración de los ecosistemas, que actúan como sumideros de carbono y proveen servicios ambientales esenciales.

  • Promover la educación y la concienciación sobre el cambio climático, para generar una ciudadanía responsable y comprometida con el medio ambiente.

  • Apoyar la cooperación internacional y el cumplimiento de los acuerdos climáticos, como el Acuerdo de París, que establece el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2°C, y si es posible, a 1,5°C.


El cambio climático es un desafío global que requiere una respuesta global. Solo así podremos evitar los peores escenarios y garantizar un futuro más seguro y próspero para las generaciones presentes y futuras.

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