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BANGLADESH: LA DURA REALIDAD DE LA INDUSTRIA TEXTIL.

Los últimos años hemos visto crecer el mercado de la ropa de tendencia, a precios económicos y convenientes. Las grandes tiendas ubicadas en los principales centros comerciales del país te incitan a comprar prendas, quizá sin necesitarlo, solo para estar a la moda, bajo las tendencias dictadas en las pasarelas, por influencers y en las redes sociales. Te imaginas acaso que esa ropa que compras provienen de fábricas textiles cuyas condiciones están lejos de presentar condiciones adecuadas, basadas en el abuso laboral, la explotación infantil y una alta tasa de contaminación ambiental.


Bangladesh. La capital de la industrial textil y del abuso.

El Fast Fashion, que no es más que un modelo de producción y consumo en la industria textil caracterizado por la rápida producción de prendas de vestir, a grandes volúmenes y a bajo coste, es el culpable de que Bangladesh, se convierta en el centro mundial de la fabricación de prendas de vestir. Y es justamente en esta zona donde se abastecen las grandes marcas de ropa que se vende en el mundo.


Los empleados no cuenta con indumentaria adecuada para manipular las telas en procesos químicos.
Los empleados no cuentan con indumentaria adecuada para manipular las telas en procesos químicos.

Y ¿por qué?. La explicación es simple, el bajo costo de producción.


Las fabricas textiles están ubicadas en zonas rurales, donde el alquiler de locales es muy barato. Asimismo no se invierte en adecuar estos ambientes ni tampoco en la indumentaria necesaria para la seguridad del trabajador, por lo que se labora en condiciones paupérrimas (descalzos y con la misma ropa con la que llegan), exponiendo la salud, en especial a quienes manipulan químicos para el procesamiento de las pieles y telas. Incluso hay personas que presentan enfermedades degenerativas debido a la alta exposición de agentes contaminantes.

El salario por hora alcanza los 0.20 euros.

Además la mano de obra a muy bajo costo es aprovechado por las transnacionales de la moda para reducir gastos de producción. Una costurera gana promedio 0.20 euros por hora, algo similar con los demás participantes de la cadena de producción que incluyen no solo adultos, sino también niños en edad escolar.

Niños son utilizados para labores en las fábricas textiles. Muchos dejan los estudios para dedicarse a trabajar a tiempo completo.

La extrema pobreza, además de la destrucción del medio ambiente de la zona, a obligado a la población a dejar de lado la pesca fluvial de la cual subsistían (debido a los ríos altamente contaminados por los desechos textiles) y emplearse en las fábricas textiles, pues es la única labor "remunerada" del lugar. Incluso existe inmigración masiva puesto que muchos prefieren vivir cerca a las fábricas para cumplir con los horarios extensos que sobrepasan las 12 horas al día. Muchos de ellos viven en "barrios obreros", diminutos espacios compartidos por muchas personas, viviendo en total hacinamiento.


Aunque no lo crean, este es un río debajo del puente. Ubicado en Dhaka, Bnagaldesh, es una muestra de la alta contaminación que la industria textil y demás componentes en esta zona del planeta.

Conclusión

La ropa es una necesidad primordial en la humanidad. Se debe evitar caer en el consumismo y solo adquirir lo necesario y buscar darle una nueva vida a las prendas ya descartadas, transformándolas en otras prendas o donándolas.


Buscar prendas que respeten el medio ambiente, por ello es primordial informarse sobre qué empresas tienen esa característica en sus productos. Asimismo dejar de comprar las prendas que provienen de Bangladesh o de China, puesto que son fabricadas en un entorno de abuso, explotación y contaminación como se describió líneas arriba.


Nosotros como consumidores tenemos el poder de cambiar esta situación y que estas personas menos favorecidas reciban, al menos, el respeto de sus derechos y a un pago digno y un ambiente laboral acorde.

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