Apreciado por muchos, también cuestionado por otros, no se puede negar el gran legado que dejó en la historia republicana del Perú.
En una época donde el país se hundía en una crisis económica y social muy severa, Alberto Fujimori Fujimori, en 1990, tomó las riendas del gobierno y pudo lograr la estabilidad del país, algo que parecía casi imposible.
Primero, corrigió la economía, mal trecha por el primer gobierno aprista de Alan García, para luego buscar dar el golpe fatal al mal que desangraba a nuestro país: el terrorismo.
Años de dolor e incertidumbre, donde reinaba el terror por doquier producto de ataques de extrema violencia por parte de una banda delincuencial al mando del inefable Abimael Guzmán Reynoso, llegaba a su fin tras la captura del mencionado líder senderista, logrando así debilitar las huestes que comandaba.
Más adelante la historia es ya conocida. Posiblemente los errores que cometió Fujimori y las personas en quienes confió lapidaron su gobierno.
Ahora, queda mucho por hacer y parece que no hay ningún avance positivo. Quizá, para muchos, se necesita una mano fuerte como la que tuvo Fujimori, para lidiar con los problemas que acarrea actualmente nuestro país, pero creo que una figura como él no hay en el espectro de políticos que actualmente tenemos.
Descanse en paz Presidente.
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